El comienzo de todo 1ª parte

Un día me decidí a hacer algo al respecto, cualquier cosa con la que consiguiera captar su atención, que se diera cuenta que yo estaba allí, admirándolo, colgada por él.
Una mirada, una de esas miradas profundas, de las que se clavan, con una mirada así lo conseguí. Sentada a unos 10 metros de él, viendo como hacía su trabajo, él a lo suyo, yo allí sentada junto con mis amigas y amigos. Me lancé a la piscina. Clavé mis ojos en él y él se dio cuenta. También clavó sus ojos en mí. Hice un esfuerzo por no apartar la mirada, la vergüenza me podía, pero mis ganas de conseguirlo eran demasiado fuertes.
A partir de ahí todo sobre ruedas. No me hizo falta decirle nada de lo que sentía por él, ni una sola palabra, con aquella mirada ya se lo dije todo. Ya estaba todo claro por mi parte. Y él lo captó.
A los pocos días, cuando pasaba frente a mí se hizo un gesto para que me acercara a él. Yo no sabía ni qué hacer, miré a mi alrededor porque no me creía que se estuviera dirigiendo a mí. Pero sí, allí no había nadie más que yo. Y me acerqué, nerviosísima claro. Y para mayor sorpresa me propuso que quedáramos un día, con la excusa de darme unas cosas que tendría que quedar entre él y yo. Por supuesto acepté. Me pidió mi número de móvil para poder quedar, se lo di, pero él no me dio a mí el suyo.
Y llegó el día de la cita. Yo con los nervios a flor de piel, nerviosa como nunca. Ya arreglada, maquillada… Y en un instante, mi gozo en un pozo, me llega un mensaje en el que me dice que le va a ser imposible quedar. Volvía a perder toda la esperanza de tener algo con él.
¿Qué pasará a partir de aquí?
Para saberlo tendréis que esperar al segundo capítulo (si es que os interesa algo, claro).